La icónica diseñadora Ruiz de la Prada consolida su firma y lidera el fenómeno de las licencias de la moda en España
11/10/2025 16:00:00h
por Elsa Martinez
La moda española encabeza la colaboración con nombre propio en el lifestyle mundial. El diseño español vive un momento de esplendor. De la pasarela al producto, los creadores nacionales reinventan la forma de consumir y de mirar.
Agatha Ruiz de la Prada, Hannibal Laguna, Ion Fiz o Modesto Lomba encabezan una corriente que une moda, arte y empresa. Colaboran con marcas como Carmencita, Marcos Tonda o Señoríos de Relleu para crear ediciones únicas, llenas de estilo, autenticidad y emoción.
El diseño que se cuela en la vida
Cada vez más, los diseñadores españoles salen del circuito habitual de la moda para acercarse al público desde lo cotidiano. Las alianzas entre firmas de diseño y marcas comerciales son hoy una realidad consolidada.
Ya no se trata solo de vestir cuerpos, sino de vestir espacios, momentos y emociones. Un molinillo, un envase o una botella pueden llevar la misma carga estética que un vestido de pasarela. Y cuando eso ocurre, el producto se eleva, gana alma y se convierte en una pequeña obra de arte accesible.
Las licencias y colaboraciones suponen un nuevo modelo de negocio. Permiten a las marcas revitalizar su identidad, y a los diseñadores, proyectar su creatividad hacia terrenos inesperados. El resultado son productos con historia, con valores, con ese toque que solo el diseño sabe dar.
Un perfume de Hannibal Laguna, un carro de la compra de Rolser o un aceite con firma de Agatha Ruiz de la Prada demuestran que el estilo puede acompañar los gestos más simples del día a día.
El color de lo cotidiano
Agatha Ruiz de la Prada ha sido pionera en este movimiento. Su universo de corazones, estrellas y colores ha conquistado hogares, cocinas y oficinas. Su reciente colaboración con Carmencita, marca centenaria de especias, es un ejemplo perfecto. Molinillos de diseño alegre, vibrante y funcional, donde el color se mezcla con el aroma. Un producto que condimenta tanto la comida como la vista.
Junto a ella, otras firmas alicantinas han querido dejarse contagiar por su energía. Marcos Tonda, maestros chocolateros de Villajoyosa, lanzó una línea de tabletas decoradas con sus estampados. Dulce, arte y diseño en un mismo envoltorio. Señoríos de Relleu, productores de aceite de oliva virgen extra, presentó una edición limitada con botellas de aluminio reciclable, firmadas por la diseñadora. En todas ellas, se repite la misma ecuación: tradición, producto de calidad y creatividad española al servicio de la emoción.
Más allá de la pasarela
La moda española ha aprendido a mirar hacia fuera. A salir del circuito del desfile y de las colecciones efímeras para construir algo más duradero. Diseñadores como Hannibal Laguna han firmado importantes licencias. Perfumes con Saphir Parfums, colecciones de belleza y cosmética, líneas de joyería, complementos y vestidos de novia.
Ion Fiz también ha explorado territorios distintos. Diseñó una cápsula para Bob Esponja Gold con Nickelodeon, colección prêt-à-porter para la firma Smash!, bisutería para Carrefour, y prendas inspiradas en personajes populares.
Modesto Lomba, por su parte, lidera desde ACME la promoción del diseño como motor cultural y económico, apoyando licencias, colaboraciones de diseño industrial y proyectos que vinculan la moda con el hogar, la hostelería o el turismo.
Estos ejemplos muestran que la colaboración entre marcas y diseñadores embellece los productos y los transforma. Aporta narrativa, identidad y emoción. Les da rostro, alma y propósito. Cada creador imprime una mirada diferente. Sus colores, texturas y símbolos trasladan historias a envases, muebles o fragancias. En un mercado saturado de lo igual, marcar la diferencia se vuelve imprescindible.
Ágatha Ruiz de la Prada: un universo que no conoce límites
Desde los años ochenta, su nombre se asocia a un universo propio, donde el color, la alegría y la ironía se funden en un lenguaje visual inconfundible. Pero su espíritu creativo no se detiene en la moda. Ha sabido expandir su sello hacia todos los ámbitos del diseño, desde muebles, alfombras y sofás hasta colecciones de jardín para firmas como Vondom, donde sus piezas convierten el mobiliario exterior en pequeñas obras de arte llenas de vida y optimismo.
En tiendas de decoración y diseño es fácil reconocer su huella: mesas auxiliares, cojines o sillones de exterior donde los corazones, estrellas y flores de su imaginario cobran nueva forma. Esa capacidad para trasladar su identidad a cualquier soporte demuestra su talento innato para conectar emoción y funcionalidad, estética y uso cotidiano.
Agatha con chocolates Marcos Tonda | Cedida
Su prolífica creatividad se apoya en un equipo sólido, entre ellos su hijo Tristán Ramírez. Asumiendo desde hace unos años la dirección ejecutiva de la firma y ha contribuido a su expansión internacional. A su lado, colaboradores como Genel Romero reflejan el dinamismo de una casa que no ha dejado de reinventarse, sin perder nunca el pulso de la pasarela madrileña.
Entregada por completo a su sueño de unir diseño, color y felicidad, Ágatha ha sido siempre una defensora de la moda española. Su presencia en la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid es constante desde sus inicios, y su apoyo a los nuevos talentos. Una seña de compromiso con la creatividad nacional.
Su marca, presente también en el panorama internacional (donde sus colecciones pueden encontrarse incluso en El Palacio de Hierro (México), simboliza una expansión natural de su universo. Hoy, la firma abarca líneas de hogar, papelería, perfumería y decoración. Manteniendo siempre intacta la esencia que la hizo única.
Su obra es un manifiesto de alegría, de libertad y de color. Su sello, que ha iluminado pasarelas y vitrinas durante más de cuatro décadas, trasciende el tiempo y el espacio. Pocos nombres han logrado convertir el diseño en una actitud vital. Ella lo hizo, y lo sigue haciendo cada día.
Creatividad que reinventa la tradición
España es tierra de oficios y talento. Muchos de estos acuerdos nacen de la unión entre empresas familiares y diseñadores que entienden el valor del origen. Marcas que llevan décadas perfeccionando un producto encuentran en el diseño un aliado natural. La creatividad realza la tradición. La viste de presente y futuro sin dejar de mirar el origen.
Un molinillo, un chocolate o un aceite pueden contar una historia de territorio, de herencia, de cultura. Cuando el diseño entra en juego, lo hace desde el respeto y la admiración por ese legado. Por eso, estas colaboraciones no solo generan negocio. También proyectan una imagen de España moderna, colorida y valiente, que sabe conservar su raíz mientras innova.
El arte de lo útil
En el fondo, lo que estas alianzas demuestran es que el diseño tiene poder. Poder para emocionar, para comunicar y para mejorar la vida cotidiana. Los diseñadores españoles aportan sensibilidad, conocimiento y una forma distinta de mirar el mundo. Convierte lo funcional en bello. Lo común en singular. Lo efímero en duradero.
Inauguración de un espacio de la firma Agatha Ruiz de la Prada en Madrid | Cedida
Agatha Ruiz de la Prada, con su carácter inagotable, es símbolo de esa filosofía. Ha hecho de su creatividad una bandera. Ha traspasado la frontera de la moda para instalarse en la vida de la gente. Y en cada objeto que lleva su sello, se esconde un mensaje optimista, vital y profundamente español.
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